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Copenhague es su capital. Está situada en la costa este, en el estrecho que separa el mar del Norte del mar Báltico y cerca del puente de Oresund, que le conecta directamente con la ciudad sueca de Malmoe. Durante varios años se ha considerado la mejor ciudad para vivir del mundo, en base a su vida cultural, transporte, delincuencia, arquitectura y bienes públicos. El área de Copenhague está llena de zonas verdes, parques, lagos y playas. Es de destacar la gran variedad gastronómica de la ciudad, destacando el restaurante Noma, uno de los mejores del mundo. También merece una visita el Tívoli, uno de los parques de atracciones mas antiguos del mundo, situado en los jardines del mismo nombre, en pleno centro de la ciudad y, como no, La Sirenita, escultura de bronce situada en la bahía del puerto, inspirada en el cuento de hadas de Hans Christian Andersen, y símbolo oficial de la ciudad.
Es por todos conocida la belleza y el encanto de las danesas y las nórdicas en general. Eso sí, son menos expresivas que las latinas. Con las rubias escandinavas no vale el aquí te pillo aquí te mato, sino que tienes que ir avanzando etapa tras etapa en la relación. Suelen ser rubias, altas, esbeltas y con una piel blanca y suave, aunque tienen características únicas y diferentes al resto, sus grandes ojos y pestañas alargadas le dan un toque de rostro perfecto, casi de muñeca. En definitiva, con las danesas no vale el correr, tómatelo con calma, interésala, ves paso a paso, que descubra todo lo bueno que le puedes ofrecer y cuando ella quiera, te enviará señales inequívocas de que está preparada y a punto para el amor. Sobre todo, paciencia.
Posteriormente empezaremos con la porra.
“Pásalo bien. Disfruta de la vida. La vida es demasiado corta para anclarte y desanimarte. Tienes que seguir moviéndote. Tienes que seguir adelante. Poner un pie en frente del otro, sonreír y seguir avanzando” – Kobe Bryant